1.to dos los vo tos emi ti dos en el país; en tal oca sión, al can za-
2.langit, ca tana, ca al-lo, ca bolan, oca langon langon
3.Después, don TomásMontes de Oca tuvo la cortesía de acompañar a las dos señoras hasta elestribo del carruaje y de ayudarlas a montar en él
4.Roran armó el arco y plantó bocarriba tres flechas con plumas de oca en el suelo, al alcance de su mano; luego se envolvió en una manta y se acurrucó contra la roca que quedaba a su izquierda
5.Cuento de la oca, el pavo real y la pava real
6.Cuando el pavo real y la pava hubieron oído el relato de la oca
7.Pero nunca dejaron de rezar sus oraciones por la mañana y por la tarde, excepto la oca, que segura ya de la paz, olvidaba sus deberes para con el Distribuidor de la tranquilidad constante
8.Manuel Montes de Oca; ¿pero qué podía un solo individuo, por animoso que fuera, entre tantos que creían resolver las cuestiones con discursos, con arreglitos y dimes y diretes? ¡La conciliación! ¡Buena conciliación nos diera Dios! La soberbia de Espartero no cabía dentro de las leyes, y era forzoso resquebrajarlas para hacerle hueco
9.Manuel Montes de Oca, el más ardiente paladín de la Regencia de Cristina, el que la proclamó condensando en una idea política el sentimiento poético y la caballeresca devoción de su alma soñadora, noble en su delirio, grande en su loco intento, al propio tiempo insensato y sublime, gigantesco y pueril, aparece en Vitoria al frente de un artificio de Gobierno, con poderes reales o figurados del soberano ausente
10.A la voz de Montes de Oca, que lanzaba a los pueblos endechas rimbombantes, responde Bilbao, sublevándose también con su Diputación al frente, y parte de la Milicia Nacional
11.Montes de Oca tira de pluma y devuelve a la invicta villa en un decreto el derecho de Bandera y otros privilegios abolidos; en Miranda toma partido por Cristina el Provincial de Burgos, que a Vitoria se dirige para dar su apoyo al movimiento; Portugalete y Orduña se pronuncian también; el cura de Dallo y el escribano Muñagorri reúnen al instante sus partidas y se lanzan por collados y montes a matar liberales
12.Esto no podía ser: tales villanías, cosa corriente en el carácter falaz de Fernando VII, no cabían en la nobilísima condición de la Reina, toda rectitud, lealtad y entereza, según [255] Montes de Oca
13.Ya no podía Montes de Oca sostener la moral de la plaza, ni menos el entusiasmo, harto ficticio y ocasional, por la que fue Gobernadora; cayó de golpe desde la cumbre de la poesía política a una realidad miserable
14.Muy distante ¡ay!, se hallaba de la ocasión en que puso a precio la cabeza de Zurbano; nadie pensaba en traérsela, y en cambio, Rodil pregonaba la de Montes de Oca, ofreciendo por ella diez mil duros
15.Inmutose Montes de Oca con la repentina entrada del oficial, y se preparó a salir del lecho, murmurando: «Será tarde
16.Dos palabras dijo al oficial, mientras el bravo Montes de Oca, con acento firme y sonora voz, dirigía la breve alocución a los granaderos y daba los vivas a Isabel y a Cristina
17.Conocían a Mendizábal por sus largas levitas, al Duque de Frías por su peluca, a Toreno por su elegancia, a Montes de Oca por sus bonitos ojos, a Calatrava por sus blancas patillas, y no podían hacer [9] mayores distinciones
18.Tenía una crucifixión sin cruz —en uno de los capiteles del claustro de Eunate había encontrado la misma alusión—, ya que el árbol en forma de Y griega, con un tronco sin descortezar del que salían, desde la altura del abdomen de Cristo, los dos vástagos superiores, no era una cruz, sino una conocida representación de la Pata de Oca, signo de reconocímiento de las hermandades secretas de maestros constructores y pontífices iniciados (ejecutores, como Salomón en su templo, de los principios sagrados de la arquitectura trascendente); tenía un águila majestuosa, símbolo de iluminación, que podía representar tanto la brillante luz solar como a san Juan Evangelista; y tenía, por último, un bellísimo crepúsculo, prefiguración de la muerte mistérica que convierte al iniciado en hijo de la Tierra y del Cielo
19.—¿«De oca a oca»
20.Atravesamos Belfuratus 37 , Tlosantos, Villambista, Espinosa y San Felices pateando un camino encharcado y lleno de piedras que destrozó nuestras sandalias de cuero, y al anochecer, después de cruzar el río Oca, llegamos —cansados, hambrientos y sucios— a Villafranca, frontera occidental de Navarra con el reino de Castilla, que según nuestro guía Aymeric, «es una tierra llena de tesoros, de oro, plata, rica en paños y vigorosos caballos, abundante en pan, vino, carne, pescado, leche y miel
21.¡No te giba! Estos periodistas son la oca
22.¡Supongamos que no esté bien cocido! ¡Supongamos que se rompa al sacatlo! ¡Supongamos que alguien haya saltado la pared del patio y lo haya robado mientras festejábamos la oca! – suposición que puso lívidos a los dos jóvenes Cratchit-
23.Rechazó una oca furiosa que, con el pico presto, se le echó encima
24.Es semen de oca con los fluidos del útero de una comadreja
25.El camino discurría en dirección a Villanueva de la Oca y la comitiva avanzaba con enorme lentitud
26.El hombre fue a hablar con las moscas y les dijo que, en pago a lo bien que habían trabajado, quería darles una oca a cada una
27.Había muchos juegos, pero el que preferían era el de la oca
28.En el patio, entre los tilos, aletea la oca de los vecinos, que corre detrás de mi hermano Peter para picarle
29.Por medio de Turner, Mace dijo que nunca había probado ni había oído hablar de paté de hígado de oca, y que en adelante no comería otra cosa
30.¿Quién sabía? Gloria, cuidando de la casa y friendo tortas en grasa de oca los viernes por la noche…
31.Los tres jueces entraron al paso de la oca en la sala 7, seguidos por el ujier, que trotaba
32.El paso de la oca produce siempre una enorme impresión
33.Al salir de la iglesia se dirigieron directamente a la casa y comieron la oca que Barber hacia horas había puesto en el espetón, rellena con ciruelas y cebollas
34.El camarero tiene en la frente un enorme huevo de oca y se cuadra entrechocando los tacones: -¡Señor! – dice el camarero-
35.El empeño con que se ocupaba de los asuntos municipales, la asombrosa rapidez con que había florecido la empresa Strunck & Hagenström, el lujo con que vivía el cónsul, la casa que tenía y el paté de hígado de oca que desayunaba no dejaban de causar gran impresión
36.La oca había sido herida en el
37.Y si les opones que la suerte que ellos dan a las ocas para quitarles el hígado no puede compararse con la de nuestros toros, te suelta el tío que el hígado de la oca no tiene importancia material, sino espiritual y la oca lo sabe
38.Tras haber engullido un enorme desayuno compuesto de tortas calientes, leche fresca, queso y oca confitada, Paneb había besado a su esposa y a su hijo
39.La oca de cuello amarillo con franjas negras graznaba hasta desgañitarse con la evidente intención de entrar en casa de la sacerdotisa de Hator
40.Paneb, el perro y la oca escoltaron al enviado de Amenmés hasta el pequeño palacio de Ramsés el Grande, cuya puerta, que daba a un pasaje enlosado, estaba abierta
41.Viento del Norte y Negrote: el jefe del equipo de la derecha tenía, por lo menos, dos amigos de inquebrantable fidelidad, sin contar con Bestia Fea, la irascible oca que se limitaba a vigilar, y Encantador, el monstruoso gato que mantenía preservada su morada de malas vibraciones
42.Cortó sin dificultades el cordel de lino y dejó al descubierto unas finas placas de oro, plata y cobre, símbolos de los metales celestiales destinados a favorecer la vida luminosa de la resucitada, a quien la oca debía custodiar y conducir hacia el cielo
43.Daktair estaba devorando un enorme muslo de oca con salsa de comino cuando el general Méhy irrumpió en el comedor
44.El enamorado se compara con una oca salvaje: desea caer en la trampa de su amada, cuya boca es un capullo de flor y sus pechos tomates
45.Chenar clavó los dientes en un ala de oca
46.El pueblo parecía desierto: ni un asno, ni una oca, ni un perro
47.Cuando penetró en el despacho de Ameni, éste masticaba una rebanada de pan untada con grasa de oca y redactaba una carta en la que regañaba a un supervisor de los graneros
48.Ningún buey, ninguna oca se levantan para hacerme cargo alguno
49.En las necrópolis de mastabas del Imperio Medio ya se encuentran maldiciones a la intención de los salteadores de tumbas, a los que se amenaza, entre otras cosas, con "agarrarles el cuello y torcérselo como a una oca"